Mi principito.

Sueño con que un día te aparezcas por aquí y me enseñes el secreto de la inocencia eterna. 

Tenia unas ganas incontrolables de fumar. Son las 2 de la mañana y para que mi madre no se diera cuenta abrí la ventana y fume en ella, el humo hacia afuera. Siento una gran satisfacción.

Siempre fui una niña de mirada perdida, Buscando horizontes donde no los había. Buscando caricias en la oscuridad de una habitación, sabiendo que no había nadie en quien encontrar consuelo.  Y cuando ya crecí nunca deje que me vieran llorar, siempre esperaba a llegar a casa encerrarme en mi pieza, poner música y tomar nerviosa ese objeto corto punzante con el cual liberaba toda la angustia del día a día. Nunca fue fácil.

Y cuando ya creía tenerlo superado,

Creo que vuelvo a caer.

Recuerdos que vienen a mi cabeza...

Una hermana que grita y llora desconsoladamente, que ruega a su hermano menor llame a su madre. Solos los dos en una casa. Ella no encontró mejor momento de tener una crisis y el atemorizado llama nervioso a su madre. Una habitación completamente destrozada, una ventana rota, sangre corre por el antebrazos de ella que en su vergüenza intenta ocultarse. El solo quería huir, yo lo vi en sus ojos. Estaba aterrado y solo quería ver a su hermanita mejor, aunque sabia perfectamente que estaban lejos de aquello. 

Y ahora que estos recuerdos vienen a mi memoria, solo quiero abrazarte y pedirte perdón hermanito.