viernes, 7 de junio de 2013
No soy la niña que de pequeña al angustiarse se encerraba a su cuarto a llorar.
Ahora se que las angustias se han vuelto crudas,
al igual que las caricias de los hombres y algunas mujeres.
Siento y vivo el cambio que he tenido,
hace seis años yo era tierna e inocente.
Lamento con toda mi alma anunciar la perdida casi inminente de mi inocencia.
El dolor que llevo dentro, que provoca en mi el ingesto de estupefacientes.
La malevolencia del mundo me ha llevado a lugares horribles y otros hermosos.
Volver al vientre materno para no adolecer.
Volver al origen donde ya nada duele, nada es extraño,
pero todo intriga.
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